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Saturday, January 28, 2012

Una invasión - Una magia modesta - Adolfo Bioy Casares (1914-1999) Argentina


—por John Montañez Cortez—

Una invasión — Trascendidos policiales, es uno de los relatos pertenecientes al libro Una magia modesta (colección andanzas, TusQuets editores, 1998); en ella el extraordinario escritor argentino pone de manifiesto, una vez más, su talento narrativo donde mezcla el realismo con lo fantástico.

La primera mitad del cuento se materializa como la típica hardboiled fiction, versión argentina. En el bar de Cevallos y Moreno, el subcomisario Julio Bruno y el subcomisario Horacio Ruzo Camba libran una batalla de desprestigio verbal mutuo —“ventilando trapos sucios”— para dar respuesta al “egoísmo de los jefes”, por ser ellos los únicos que aún no han sido ascendidos. La descripción que Bioy Casares da a los personajes es tan directa como efectiva:

“[…] Ruzo Camba, un hombrón de cara lisa y enorme, con una propensión a desparramar su cuerpo en las sillas. Al hablar mostraba una dentadura despareja y se veía que mascaba tabaco.”

“[…] —dijo Bruno.
Tenía los ojos de una tonalidad clara, apretaba los dientes y su expresión era de odio.”

Adolfo Bioy Casares
Recordando sus casos policiales —y en la segunda parte del cuento—, los quejambrosos de la “Policía Federal”, hacen desplazar al lector por la geografía bonaerense:

“Cerro Catedral”
“la estación Botánico del subterráneo”
“esquina de Belgrano”
“el Bajo”

En la segunda parte de este cuento corto, Bioy Casares se adentra en el mar literario donde le fascinaba nadar a sus anchas, lo fantástico. Fue entonces cuando Ruzo Camba, utilizando su “olfato profesional”, tuvo una revelación:

“el territorio nacional estaba siendo invadido, por increíble que parezca, por hombres y mujeres artificiales.”

Adolfo y Silvina
Después de hablar con Bruno decidieron dar parte a la superioridad. Al vencer la incredulidad inicial, los comisarios Palma y Bernárdez decidieron aniquilar a los invasores asignándoles a Ruzo y Bruno, sendos grupos de agentes. La efectiva carnicería les valió el tan codiciado asenso. La orden del comisario Bernárdez pone de manifiesto el lado conservador de Bioy Casares:

“—No te olvides de que no se trata de matar gente, sino engendros que no nacen de la unión de padre y madre.”

El final se define con un comentario del cabo Luna, del escuadrón del propio Ruzo Camba, donde el autor aprovecha para dar una opinión política:

“No se lo diga a nadie, pero tengo la impresión de que la República se estableció y progresó como nunca, justo en los años en que los hombres artificiales nos visitaron.”


Silvina Ocampo
Adolfo Bioy Casares nació en Buenos Aires en 1914. En 1940 apareció La invención de Morel, que hoy es ya un clásico de la literatura del siglo veinte. Bioy Casares frecuentó las literaturas fantástica, policial y de ciencia ficción, se debe mencionar su gran amistad con Jorge Luis Borges, con quién colaboró literariamente en varias ocasiones. Bioy Casares trabajó varios relatos policiales bajo diversos seudónimos, el más conocido fue el de Honorio Bustos Domecq. Bioy Casares y Borges dirigieron para Emecé la célebre colección de novelas policiales El séptimo círculo. En 1940 se casó con Silvina Ocampo, también escritora y pintora.






2 comments:

  1. Hola John!

    Como argentinos nos da mucho placer encontrar tan buen artículo sobre Bioy y a Borges en la columna.

    Te comentaremos en la Blogoteca.
    Un afectuoso saludo.

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    1. Muchas gracias a HogarCRECER por su amable comentario. Los felicito por la importante labor que realizan con los discapacitados... saludo cordial

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